Historia del pueblo kurdo

Por Pedro Crespo de Lara
Para Leer
, Madrid, octubrer, 2008.

Se trata de la historia de un asesinato político, que añade un nuevo capítulo al trágico destino del pueblo kurdo.

El Kurdistán o país de los kurdos no viene en el mapa ni tiene reconocimiento internacional. Sin embargo, los kurdos son un pueblo viejo con más de dos mil años de Historia, que ocupa un territorio superior al medio millón de kilómetros  cuadrados, la superficie de la Península Ibérica, repartido entre cinco países: Turquía, Irán, Irak, Siria y la vieja Unión Soviética. Dentro de estos países, los kurdos constituyen minorías, secularmente masacradas, que claman justicia en el desierto de la indiferencia de todo el mundo. Nada tienen que ver con los árabes. Son arios, como  los persas. Y han mantenido, por tradición oral principalmente, una rica cultura emparentada con los medas y Zoroastro, como oriundos de la antigua Mesopotamia.

Pueblo de indómitos guerreros, de unos veinte a treinta millones de almas orgullosas de su identidad, sobrevive agarrado a sus altas y escarpadas montañas, bajo las que se encuentra un mar de petróleo y las fuentes de agua de la región, razones que explican por qué nadie está dispuesto a concederles un Estado nacional.

Tras la Primera Guerra Mundial, decidieron los vencedores, por el Tratado de Sevres, incorporarlos a la provincia petrolera iraquí de Mosul, con un régimen de autonomía. Pero con la victoria de Mustafá Kemal, Atatürk, padre de la nueva Turquía, se olvidó la promesa, quedando los sufridos kurdos, “los huérfanos del universo”, repartidos entre los países dichos del Medio Oriente.

Carol Prunhuber, escritora de sólida formación y periodista venezolana, poliglota y viajera, conoció a Abdul Rahmán Ghasemlú, protagonista y víctima de esta historia, cuando siendo éste líder del Partido Democrático del Kurdistán iraní (PDKI), luchaba, desde las montañas, contra el ayatolá Jomeini. Volvió a encontrarse con él en Madrid y en París, donde hablando de una posible autobiografía le dijo que habría de empezar así: “Los líderes kurdos en múltiples ocasiones, han sido asesinados a traición por las autoridades persas. Así sucedió con Jafar y luego con Simko, uno de nuestros líderes contemporáneos más importantes. Mientras la sangre de Simko corría, en una casa cercana nacía un niño. Ese niño era yo”.

Por medio de la agencia francesa Gamma TV, Carol Prunhuber entró por Bagdad en el teatro de la guerrilla kurdistaní, convivió con los guerrilleros y conoció a Jalal Talaban, líder en armas contra Sadam Husein. Es autora de Agua, silencio y memoria: Felisberto Hernández, y Femmes: les grands mythes féminins à travers le monde.

Carol Prunhuber cuenta la historia del líder revolucionario kurdo Abdul Rahmán Ghasemlú y su asesinato, ocurrido en Viena mientras negociaba con los enviados de la República Islámica iraní. Con documentos y testimonios de primera mano y admirable valentía, descubre una intrincada trama que involucra a altos personajes del Gobierno iraní en la planificación del asesinato. Expone, también, los vanos esfuerzos del diputado austriaco Peter Pilz para que se abriera una investigación parlamentaria sobre este crimen, que fue rechazada.

El libro de Carol Prunhuber es un modelo de investigación periodística por su rigor, método y riqueza de datos; de ella resulta un precioso reportaje que por su estructura y estilo claro y vibrante prende la atención del lector y le lleva por la trama del crimen hasta el final, alumbrando, en un emocionante recorrido de casi trescientas páginas, los episodios claves de la Historia de los kurdos, ese grito de un pueblo irredento.

PASIÓN Y MUERTE DE RAHMÁN EL KURDO
Carol Prunhuber.

Editorial Alfa. Caracas, Venezuela, 2008. 296 págs.

 

Back To Reviews