Articles

Desde Francia, el ex presidente iraní Abolhassan Bani Sadr, sigue con atención los acontecimientos de su país. Duda del triunfo del presidente Mahmoud Ahmadinejad en las elecciones del 12 de junio, y aunque reconoce que existe un gran descontento con el régimen de los ayatolás, advierte que aún no ha llegado el momento de su fin.

¿Cuál es su análisis de la situación en Irán?
Primero hay que analizar lo que pasa dentro del seno del régimen y segundo las protestas de la población. El régimen está en un estado de impasse y de guerra. El frente constituido por el ayatolá Alí Jamenei, el presidente Mahmoud Ahmadinejad y la mafia militar-financiera, compuesta principalmente por el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria, dicen que ganaron las elecciones. El segundo frente constituido por Mir Husein Musavi, Mahdi Karubi y otros dicen que hubo un golpe de Estado y no aceptan los resultados. Además, hay que añadir la opinión religiosa del gran ayatolá Alí Montazari quien, al calificar a Jamenei de déspota, lo destituye religiosamente hablando. Según Montazeri el pueblo debe continuar protestando hasta reemplazar a este déspota. Recientemente Musavi dijo: “Estamos en un camino sin retorno”. Él ha comprendido que si no continúa la protesta se suicidaría políticamente. A su vez, Jamenei tampoco puede echarse para atrás y aceptar que hubo un fraude. Como guía religioso ha sido deslegitimado, Jamenei avaló la elección y dio orden de disparar contra la población. Por tanto, ahora no puede aceptar que todo ha sido culpa suya porque no podría mantenerse en su papel de guía supremo. Y como ninguno de estos dos frentes puede echarse para atrás, estamos en un estado de guerra. En cuanto a la población, el movimiento empezó dos semanas antes de las elecciones, durante la campaña de Musavi y Karubi. La gente votó masivamente, pero hubo muchas irregularidades. Ante este fraude la población se movilizó. Al comienzo los eslóganes se referían a las elecciones y a la gestión de Ahmadinejad. Luego, han ido cambiando y clarificándose. Hoy, el objetivo es el régimen. Lo están cuestionando.

Además de Musavi y Karubi, que quieren cambios, dentro del régimen, personas totalmente alineadas a Jamenei han criticado como se manejaron las elecciones y la violenta respuesta. ¿Cree que estas fisuras en el sistema puedan provocar un cambio de régimen?
Antes de las elecciones escribí un artículo titulado El régimen da señales de muerte. Una de esas señales era la división del régimen en dos frentes. Esto significa que uno de los frentes debe ser suprimido. Muchas personas creían que la gente votaría masivamente y que Ahmadinejad sería reemplazado por Musavi y se abrirían espacios de libertad personal. El litigio entre las diversas partes del régimen es muy grave porque cuestiona al guía supremo. Pareciera ser que Jamenei está enfermo y quiere dejar como sucesor a su hijo Majtaba. La población piensa que el golpe de Estado se produjo con el fin de imponer la dinastía de Jamenei. Con Musavi como presidente no hubiese sido posible imponer como guía supremo a un miembro del clan de Jamenei. Sin embargo, con Ahmadinejad sí. Además Jamenei cuenta con el apoyo militar de la Guardia Revolucionaria, quienes apoyarían a M o a cualquier otro de su clan.

¿Es posible que este movimiento popular de mujeres, estudiantes, activistas de los derechos humanos avance sin liderazgo político?
El movimiento está compuesto por  tres generaciones: la generación de la revolución del 79 y las dos siguientes. Comenzó con el voto a favor de Musavi quien, no olvidemos, forma parte del régimen. El marco de acción se produjo dentro del orden establecido y fue después que se convirtió en una protesta contra el régimen. Aún es muy pronto para decir quién será el líder del pueblo. Después de más de un mes de protesta la gente grita ¡Abajo Jamenei! Montazeri y otros clérigos han declarado que Jamenei no conviene, que hay que reemplazarlo. Pero esto no significa que se esté pidiendo que caiga el régimen. Si el objetivo del movimiento se clarifica y se convierte en un “no al régimen, sí a la soberanía del pueblo”, entonces habrá necesidad de una alternativa que convenga a este fin, pero lamentablemente aun no hemos llegado a ese punto. Por ahora, tanto Musavi como Karubi actúan dentro del régimen. Ellos no pueden oponerse legalmente porque el régimen exige la obediencia al guía supremo. Si se salen del régimen podrían ser perseguidos y condenados.

Ahmadinejad representa como dijo usted a la mafia militar financiera, pero ¿qué porcentaje de la población lo apoya realmente?
Según el análisis hecho por el frente de Musavi y Karubi, Ahmadinejad obtuvo tan sólo 7 millones de votos, es decir 14%, y eso lo logró en estas elecciones controladas por el régimen. En una elección libre ni siquiera sacaría 7 millones de votos.

La prensa internacional señala que Ahmadinejad cuenta con el apoyo de las capas populares, los pobres urbanos y rurales.
Eso no es verdad. Si fuere así, por ejemplo en el sur de Teherán, (donde viven los pobres) hubiese habido más votos que en el norte (donde viven los más ricos). Sin embargo, los pobres de Teherán votaron menos, ellos están sufriendo las consecuencias del gobierno de Ahmadinejad. La pobreza aumentó en su mandato. El régimen insiste en que son los ricos del norte de Teherán los que están manifestando. Pero en realidad, las revueltas se están produciendo en el sur. Ahí todas las noches se oye el grito de protesta de ¡Alá Akbar! ¡Dios es Grande! La propaganda del régimen hacia el exterior pretende presentar a Ahmadinejad como el hombre de los pobres. Es cierto que en las zonas rurales, él dio dinero a la gente para que votaran por él. Dar dinero a la gente en un país donde no hay producción, creó un poder adquisitivo que aumentó la inflación. ¿Quiénes sufren con la inflación? La gente que recibió el dinero de Ahmadinejad. La gente no es tonta.

¿Qué piensa de las relaciones entre Ahmadinejad y el presidente venezolano Hugo Chávez?
Yo entiendo el antiamericanismo del presidente Chávez dado lo que ha pasado entre Estados Unidos y América del Sur con el petróleo. No estoy en contra de su posición de querer independencia y respeto. Nosotros durante dos siglos hemos luchado por alcanzar la independencia. Ahora bien, Chávez piensa que Ahmadinejad y Jamenei son antiamericanos y que buscan la independencia de Irán. En esto se equivoca. Los campos petrolíferos más importantes de Irán están reservados para Estados Unidos, para cuando las relaciones se normalicen. Este régimen durante treinta años se acostumbró a ofrecer ventajas a otros con el fin de imponer su dictadura en el interior.
Desde la distancia, pienso que si el verdadero interés de Chávez es alcanzar la independencia de su país entonces estoy de acuerdo con él, pero si su objetivo es otro, como sucede con nuestro régimen, entonces es a usted a quien le corresponde saberlo. Sé que con una dictadura no podemos ayudar a los pobres. Los países productores de petróleo basan su economía en el consumo mientras que la producción viene del exterior. Durante mi gestión logramos cambiar este esquema y convertimos la producción en el eje de nuestra economía. Si en su país las libertades no se desarrollan esto significa que, a fin de cuentas, serán los pobres los que pagarán mientras despilfarran el dinero del petróleo y permiten que las mafias se constituyan y dominen la economía del país.

La presencia y penetración de Irán en América Latina ha ido aumentando en los últimos años. Incluso se habla de una sólida presencia de Hezbolá en el continente latinoamericano.
Esto existe desde antes de la llegada de Chávez. Es normal que después de Chávez haya aumentado. Nuestro país está en manos de la Guardia Revolucionaria y ellos tienen una red mundial. 80% de la economía del país está en sus manos. Ellos están en el Ejecutivo, en el Parlamento, en la justicia y en todos los estamentos del poder. La Fuerza Quds, el brazo exterior de la Guardia está en Afganistán, Irak, Líbano, Siria, África y América Latina. Tienen objetivos económicos y políticos. Ellos instalan su red y están listos en caso de que necesiten pasar al terrorismo. Por ejemplo, el caso del asesinato en Viena, del líder kurdo iraní Ghasemlú, fue organizado por los Quds. Más o menos 500 disidentes políticos han sido asesinados fuera y dentro del país. Si el régimen decide implementar de nuevo el terrorismo en el exterior, la Guardia ya tiene su red establecida y pueden pasar a la acción.