La corrupción en España

La corrupción en España

El Nacional de Caracas, 23 de marzo, 1992, Madrid.

Ahora la noticia en España es Ibercorp, una empresa de la bolsa, en la que coinciden como accionistas algunas figuras destacadas de la derecha del Partido Socialista Obrero Español. Este escándalo, según el semanario “Tiempo” puede significar el final del auge de la clase económica dominante durante estos últimos dos años
Mientras España promociona su imagen en el mundo, con motivo de los eventos internacionales de los cuales será sede este año, el partido de gobierno debate internamente su saneamiento político
El último escándalo del PSOE

 

MADRID (ESPECIAL PARA EL NACIONAL).- La corrupción de altos funcionarios del gobierno español y de allegados a ellos, así como entre los principales partidos políticos, se ha convertido en noticia diaria en España, provocando escándalo tras escándalo y hasta la dimisión de un ministro de Felipe González.

El último escándalo ha surgido en una empresa de bolsa llamada Ibercorp en la que coinciden como accionistas algunas de las figuras más destacadas de la derecha del PSOE. Allí están la mayoría de los que forman parte de la beautiful people (gente bella), así llamada porque su nivel de vida, sus relaciones sociales, sus ropas, sus hábitos etc. nada tienen que ver con los proletarios socialistas o con la vasta clase media que votó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones de 1982 y 1986.

Felipe González entregó a la beautiful people la conducción de la economía, y de esa forma, con Miguel Boyer como ministro de Economía y Mariano Rubio como gobernador del Banco de España (banco central), la gestión del PSOE ha sido lo más parecida a la que en España hubiera hecho la señora Margaret Thatcher: neoliberalismo, fortalecimiento del sector bancario y empresarial en desmedro de la clase trabajadora.

“Nunca tan pocos en tan poco tiempo han arruinado tanta ilusión”, ha dicho Nicolás Redondo, secretario general de la Unión General de Trabajadores, refiriéndose al PSOE, al cual pertenece desde los tiempos del franquismo.

El escándalo de Ibercorp tiene tales dimensiones que el semanario Tiempo ha afirmado que “puede significar el final del auge de la clase económica dominante durante los últimos diez años”.
Eso parece exagerado si se tiene en cuenta que Felipe González no ha sido nunca un radical en ningún terreno y que está absolutamente identificado con una visión moderada de la economía. A González, que le cuesta cambiar un ministro, sustituir al equipo al que ha entregado la economía le resultaría cosa menos que imposible.

Por otra parte, es cierto que entre la beautiful people muchos se han enriquecido. Y algunas de las grandes fortunas de hoy, vinculadas al PSOE y a la beautiful people no existían cuando llegaron los socialistas al poder.

El de Ibercorp es el último escándalo. Pero hace unas semanas debió dimitir Julián García Valverde, ministro de Sanidad, por un caso de especulación inmobiliaria ocurrido cuando éste era presidente de RENFE, la empresa ferroviaria del Estado.

Que una empresa del Estado se dedicara a la compra y venta de terrenos para ganar dinero sorprendió a muchos. Pero más sorpresa causó descubrir que, hasta entonces, RENFE, no había ganado dinero mientras que sí lo hacían empresas particulares, creadas para la ocasión.

El año pasado también estuvo salpicado de polémicos casos de corrupción. Uno de éstos, perpetrado por el hermano del vicepresidente de gobierno, Alfonso Guerra, obligó a éste a abandonar el gobierno. Alfonso Guerra, compañero inseparable de Felipe González en la vida política y número dos del partido, es un hábil político del PSOE que ha dirigido con éxito sus campañas electorales y que continúa controlando el poderoso aparato del partido.

José María Aznar, jefe de la oposición conservadora, dijo que nunca en España hubo tal corrupción como la que existía ahora. Y Guerra contestó que Aznar no veía la corrupción en tiempos de Franco porque se hallaba muy cómodo en esa dictadura.

El partido de Aznar se vio también sumido en un escándalo el año pasado, cuando un juez descubrió que su tesoro y hombre de confianza de Manuel Fraga Iribarne, estaba involucrado, con otros altos personajes conservadores, en un tráfico de influencia y corrupción en los ayuntamientos españoles.

Como todo líder de oposición Aznar es intransigente, dogmático y no da respiro al gobierno, claramente marcado por cierta decadencia. Las acusaciones y contraacusaciones de corrupción han inundado de tal manera la vida española que el propio Felipe González señaló recientemente que debería cambiarse de actitud. Recordó que España ha recibido un “sobresaliente” en el extranjero y que eso no concuerda con el descrédito en que se está sumiendo a aquellos que se ocupan de la cosa pública en este país.

Aunque es cierto que el PSOE es un partido desgastado, que la corrupción española se extiende, que el equipo de gobierno en España no hace una política socialista sino liberal, González y su equipo siguen ganando las elecciones.

Tras nueve años en el poder, Felipe González es el hombre que más tiempo ha gobernado en España después de Franco. Ha puesto orden en la economía, bajando la inflación a un 5.5 por ciento, liquidando la mayor parte de las empresas ineficientes del Estado e incorporando a España a la OTAN y a la Comunidad Europea. Su gran preocupación es modernizar España asociándola a Europa después de dos siglos de ausencia y de aislamiento internacional.

Felipe González ha demostrado ser el gran valor de este partido socialista cuyos ministros pueden ser cambiados cuando la situación así lo requiere. Sobre todo en este año 1992 de fastos en que España celebra las olimpíadas de Barcelona, la exposición universal de Sevilla y la capitalidad europea de la cultura en Madrid. Un año con mucho dinero, mucha alegría, mucha fiesta y mucho derroche. Después veremos.

La corrupción en España
Tren de Renfe, empresa ferroviaria del Estado.


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