Arturo Uslar PietriArturo Uslar Pietri. Foto: www.panorama.com.ve

Entrevista con Arturo Uslar Pietri

Diario 16, 14 de octubre, 1989, Madrid.

Arturo Uslar Pietri: “Los que quedamos en América somos los herederos de Hernán Cortés y Cuauhtémoc, mezclados en nosotros”
A Arturo Uslar Pietri se le considera en Venezuela como “el escritor más importante del país”. Para el narrador venezolano, Miguel Otero Silva es “la inteligencia mejor organizada y mejor amueblada de todo el siglo XX venezolano”. Este candidato permanente al Premio Cervantes ha sido economista, educador, político, periodista, funcionario público, diplomático, historiador, parlamentario y proteico en su obra creadora, pues abarca la novela, el cuento, el ensayo, el teatro y la poesía. Hoy día, continúa trabajando sin descanso. Escribe 72 artículos al año que se publican en países de habla hispana. Optimista, rechaza el nihilismo, cree en el desarrollo de la civilización y en el destino del Nuevo Mundo.

 

 

Sánchez Albornoz decía que lo que llegó a América fue una Edad Media tardía, y eso se refleja en la visión de los cronistas: veían las pirámides como mezquitas. Estaba vivo el sentimiento de la Reconquista. Después de todo el proceso de la Conquista, de la Colonización y de la Independencia, España se sumerge en una época de oscuridad. ¿Cuál cree usted que es la razón por la cual España no pudo entrar en la modernidad, como lo hizo Francia, y sólo lo viene a hacer ahora?
Bueno, yo creo que básicamente son cuestiones culturales. Francia no es España, ni España es Francia, lo cual no quiere decir que la una sea mejor que la otra, sino que son distintas. Cada uno de estos países ha tenido su manera de ser y de hacer. Lo que pasa es que nosotros tenemos, tal vez por la influencia de nuestros maestros, particularmente de los alemanes del siglo XIX, una idea de división de épocas de una cultura que no existe y que llamamos la cultura occidental. Tenemos entonces esa época de la Edad Media luego el Renacimiento, la ilustración del siglo XVIII y la Modernidad. Y es por ahí que empezamos. Hay una serie de autores alemanes de principios de este siglo que llamaban a España el país del Renacimiento. Ahora, es muy sencillo que usted se pregunte: un Renacimiento, como, ¿a la italiana? Claro que no, porque España no es Italia. Pero España sí tuvo un papel inmenso en el Renacimiento. Creó el primer estado unificado moderno y descubrió a América, el gran hecho central del Renacimiento. No podía tener al mismo tiempo un renacimiento a la italiana y uno a la española. Estamos jugando con unos tecnicismos de nomenclatura que lo que han hecho es confundirnos terriblemente. España tiene una peculiaridad cultural y es dentro de esa peculiaridad cultural como se ha hecho y es España. Aun cuando en España predominó una región como Castilla, eso no significa que las demás desparecieran ni perdieron sus matices ni mucho menos. De modo que éstas son simplificaciones que se pusieron de moda por pensadores alemanes, en gran parte por Spengler, y que todavía las estamos repitiendo como loros sin darnos cuenta de que han perdido todo significado.

¿Cómo ve usted la entrada de España a la CEE?
España para entrar ha tenido que reformar muchas cosas. La CEE requiere una cierta uniformidad de procedimiento, de legislación, de técnicas y España tiene que adaptarse a eso, pero no por ello va a dejar de ser España. Ella se incorpora a Europa como se incorporó al catolicismo o al siglo XVIII, a la española. Y es bueno que sea así. Si no qué sería España; sería una mesa de ensayo para que se hiciera sobre ella lo que uno quisiera y no se puede hacer lo que se quiere, sino lo que se puede hacer en las circunstancias culturales e históricas de España.

EUROPA Y AMÉRICA

¿Se siente usted más cercano a América Latina o a Europa? La encuesta dio una mayoría afirmativa hacia Europa. Los que reconocieron su cercanía a América Latina eran quizá los indianos, los nostálgicos que vinieron al nuevo continente y luego regresaron.
Pero si tienen toda la razón del mundo, porque se puede vivir una vida española desde el nacimiento hasta la muerte más provecta sin tener que ver con la América Latina. Pero no se puede vivir una vida española dieciséis meses sin tener que ver con Europa. Eso es obvio. La América Latina es una cosa periférica para el español medio y esa es una de las razones por las cuales nos entendemos con dificultad los españoles y los hispanoamericanos. No se puede tener una vida hispanoamericana sin topar con España todos los días, porque España está presente allí. En cambio, se puede vivir en España sin enterarse de que existe la América Latina por razones geográficas e históricas. Entonces, ¿Cómo vamos a pedirle a ese español medio que está en la calle, en la mesa del café, que valorice lo que es América Latina que no conoce y de la cual ha tenido una vaga noticia a través de algún manual de mala historia cuando estudiaba? Ese español durante el resto de su vida se lo ha pasado leyendo noticias sobre Francia, Inglaterra, el Mercado Común, Hitler, entonces ¿cómo va a valorizar por igual la América Latina y Europa? Eso es insensato. Ahora, hay muchos españoles que sí saben lo que es América Latina y que saben algo más de lo que sabemos nosotros: saben que si España y Portugal no se vinculan estrechamente con el mundo iberoamericano no tienen papel que desempeñar ni frente a la Comunidad Europea ni en ninguna parte. Inglaterra, que tiene muchas dificultades, porque no tiene la homogeneidad cultural como la que constituye la comunidad iberoamericana, mantiene su Commonwealth contra viento y marea con africanos y asiáticos todo el mundo metido dentro. España y Portugal tienen que pensar que ese es el porvenir y nosotros también.

Existe actualmente una gran polémica en torno a la terminología y el concepto del V Centenario. Se está hablando de encuentros forzados entre dos culturas o de “encubrimiento” debido a la mirada llena de fantasía que traían los españoles cuando llegaron.
Bueno, yo le diría a usted de la manera más franca y clara que a mí me parece, que toda esta polémica tiene por base una inmensa ignorancia. Se piensa que hubo un mundo hispánico, unos españoles que llegaron a una tierra donde había unos indígenas que lucharon y que unos subyugaron y destruyeron a los otros e impusieron una cultura extraña. Luego vinieron también los negros en calidad de esclavos y fueron sometidos y tragados por esa especie de superestructura militarista. Eso es falso, todo eso es absolutamente falso. El proceso que se inicia el 12 de octubre de 1492 fue un descubrimiento para los españoles, para los europeos que descubrieron algo que no conocían. Tardaron mucho tiempo en descubrirlo porque pensaron que adonde habían llegado era a Asia. Les tomó quince años llegar a la noción de que era un nuevo continente. Y de ahí deriva el hecho de que se llamen indios; pensaban que habían llegado a la India. Los han podido llamar chinos también. Hoy serían chinos y qué gran disparate. Lo que ahí se inicia es la creación de un nuevo mundo y eso es lo que no quieren ver los señores que están hablando de descubrimiento y de encuentros. Si hubiera habido un descubrimiento hubiera sido un hecho transitorio que habría agotado inmediatamente. Ya nadie habla hoy en día del descubrimiento de la penicilina, ya se descubrió, ya existe. No se va a seguir insistiendo en eso. Si hubiera sido un encuentro, hubiera sido una cosa sin consecuencias. Porque encuentro es el que tiene usted en la esquina con una persona que la saluda o que no la saluda. Lo que pasó en América Latina fue bastante distinto: fue la creación de una nueva circunstancia histórica con consecuencias inmensas que todavía no acabamos de conocer. Esa circunstancia se creó por medio de tres actores: los españoles que llegaron en el siglo XVI y traían consigo una cultura, una religión y una concepción del mundo; las culturas indígenas, sobre todo las grandes culturas de los mexicas y las peruanas andinas; y luego las varias culturas africanas que trajeron los negros. Durante el proceso de creación del Nuevo Mundo, en los tres primeros siglos, vinieron a América entre nueve y diez millones de africanos; en cambio, los españoles, en todo ese tiempo, no llegaron a un millón. Y posiblemente habría otro tanto de indígenas. Esos tres actores hicieron ese nuevo mundo. Ahora, también se hizo con la lengua española y con la religión cristiana. Y ocurrió un fenómeno único, que no ocurrió en ningún otro proceso de colonización, por eso es que estamos jugando con las palabras y confundiéndonos con ellas. Las colonizaciones de los ingleses y los franceses en África y en Asia fueron colonizaciones en el más estricto sentido de la palabra. Eran invasiones y dominaciones extranjeras sobre pueblos y culturas preexistentes que no alteraron para nada esas tradiciones y esas culturas. De modo que cuando el hecho colonial desapareció, la India siguió siendo la India, el brahmanismo siguió siendo el brahmanismo y la filosofía hindú siguió siendo la filosofía hindú. Cuando los franceses se fueron de África, las culturas tribales siguieron viviendo tal cual con sus lenguas tribales. En cambio, a los cincuenta años del descubrimiento de América los indígenas eran cristianos; quemándolos vivos, matándolos, cierto, pero con un hecho que era muy importante, se hicieron espiritualmente hermanos en Cristo y descendientes de Abraham como los españoles. Eso es la creación del nuevo mundo. Los africanos que llegaron con sus culturas las aportaron, pero se entró en ese proceso de mezcla de inmenso mestizaje cultural que es la circunstancia americana. Los hombres que están peleándose por encuentros y movimientos es porque no se dan cuenta del inmenso fenómeno de la creación del nuevo mundo en el que estamos.

V CENTENARIO

En Ecuador se piensa celebrar los quinientos años del “descubrimiento-encubrimiento” como homenaje a la resistencia indígena que ha cobrado conciencia de su indianidad.
¿En qué lengua la van a celebrar y con qué cultura en la cabeza la van a celebrar? Ellos son descendientes de los indígenas y de los españoles y de los esclavos negros. Todo eso lo tenemos adentro. Yo soy descendiente de los esclavos y de los esclavizadores, de los vencidos y de los vencedores, de todos los factores humanos que entraron en ese proceso. Cómo puedo decir yo, muera mi abuelo negro y viva mi abuelo blanco. Sería un mentecato. Somos herederos culturales de todo eso y los entes que están hablando de todos esos términos desconocen la historia o la conocen anecdóticamente.

La polémica también gira en torno al significado real de esta celebración…
El significado es ése; los quinientos años de la iniciación de la creación, y que no ha terminado, de ese nuevo mundo. ¡No quieren entender eso!

Pero se está planteando también que España y Portugal tienen que darse cuenta de que América Latina es importante para su futuro. Para muchos latinoamericanos y españoles el V Centenario no es sino la exaltación y reivindicación de la España vencedora sobre la América Latina vencida.
¿Pero quién es la vencedora y quién la vencida? Hernán Cortés se murió y Cuauhtémoc también. Los que quedamos en América somos los herederos de Hernán Cortés y de Cuauhtémoc mezclados en nosotros.

Lo que se plantea es la visión que tiene España del V Centenario…
Pero la visión que tiene España no me interesa. Lo que me interesa es la visión que tienen los españoles cultos y eso es… otra cosa. Todo hombre que tenga dos dedos de frente, que hable español de un lado o del otro del Atlántico y forme parte de esta comunidad única en el mundo de quinientos millones de hombres con una cultura, con una tradición histórica similar, con un juego de valores morales iguales y con una religión, tiene que darse cuenta de que es la comunidad humana más importante que el mundo tiene hoy en día. El único problema que tiene es que sus miembros no nos damos cuenta. No se ha querido ver que lo que ocurrió el doce de octubre fue el comienzo de la creación de un nuevo mundo. Ese nuevo mundo, hoy día, lo constituye la comunidad iberoamericana que es la más vasta, la más homogénea y potencialmente una de las más importantes del mundo si se tomara conciencia de ella. Desgraciadamente, hay gente que prefiere repetir tonterías y cosas elementales a base de ignorancia. Toda esta polémica es pueblerina, provincialismo, son pequeñeces. Lo que ocurrió es demasiado grande y lo estamos viendo con unos ojos enanos.

Cuando usted estuvo en el Instituto de Inmigración y Colonización (1939) durante el gobierno de López Contreras, llegaron a Venezuela los vascos republicanos refugiados en Francia y los inmigrantes judíos. Esto fue el reflejo de la actitud de solidaridad y amistad de la América Latina hacia España. ¿Actualmente considera usted que España está siendo solidaria y recíproca con América Latina? ¿Cómo ve usted la nueva ley de Extranjería española de 1986, que le está cerrando las puertas a los latinoamericanos?
Yo no me meto a criticar las leyes españolas, eso le corresponde a los propios españoles. Pero eso que usted refiere serían circunstancias históricas. Por ejemplo, a partir de la guerra civil española vinieron a América Latina legiones de hombres de primera clase de España que hicieron un beneficio inmenso en la América Latina y que trajeron, por así decirlo, un renacimiento de la presencia española en todos los países desde México hasta Argentina. Se dio una circunstancia histórica y no podríamos pensar en este momento que la flor de la intelectualidad y la ciencia española se vinieran para América Latina porque no hay motivo para que lo haga. Lo mismo sucedió cuando hubo en la América Latina dictaduras atroces; una gran cantidad de hispanoamericanos se fueron para España. Venezuela durante mucho tiempo fue un refugio de emigrados políticos de todo el Cono Sur. Ahora, nosotros podríamos decir que los argentinos no les interesa Venezuela y no vienen como venían antes. Claro que no vienen porque ha cambiado la situación de Argentina. No se puede juzgar esas cosas así, con ese criterio numérico, venían más antes y vienen menos ahora. Al contrario, es posible que a medida que se vaya extendiendo la democracia en la América Latina y de que haya un régimen democrático en España, ha hecho que los flujos de población sean mucho menos violentos y numerosos por causas políticas, que en momentos en que hubo esta circunstancia.

LEY DE EXTRANJERÍA

Muchos sectores piensan que, paradójicamente, en la época de Franco la ley de Extranjería era mucho más tolerante.
Es posible… Bueno, paradójicamente no, porque España está entrando en la Comunidad Europea y esto implica una política de inmigración. El hombre que se mete en España hoy en día se mete en Europa y el que se mete en Inglaterra se está metiendo potencialmente en España. Eso tiene que traer, como consecuencia, una modificación de la política inmigratoria porque si no, los otros chillan.

¿Pero como decía usted antes, Inglaterra cuida su Commonwealth…
Ah, bueno, claro. Y España no debía perder de vista la inmensa familia que tiene en el mundo americano. Siempre he pensado que España hace muy bien en entrar en la CEE. Pero si la entrada de España a la Comunidad Europea le representa renunciar a su inmensa herencia histórica, que es toda la creación del nuevo mundo en la que España y Portugal tienen una parte, sería un suicidio, sería absurdo. Inglaterra ha entrado a la CEE sin renunciar a su comunidad británica, fortaleciéndola al contrario. España debería tratar de hacer algo parecido, ¿no?

La reciente visita de Felipe González a Venezuela ha dejado entrever que España está actuando como un “salvador introductor” de América Latina ante la CEE y que garantizará a los países latinoamericanos las únicas oportunidades para superar las barreras que impondrá la integración y apertura de fronteras en Europa a partir de 1992. Sin embargo, desde el ingreso de España en la CEE han desmejorado las balanzas comerciales de América Latina con España. Hace poco, un diario venezolano señaló que la celebración del V Centenario está sirviendo como un aparataje propagandístico para distraer a los países latinoamericanos de las medidas restrictivas que Madrid impondrá a los cupos de importación de mercancías, eventualmente exportables desde Latinoamérica. ¿Qué opina usted al respecto?
A mí me parece disparatado mezclar la conmemoración de una fecha fundamental, como es esa fecha, en que se crea el nuevo mundo, con intereses políticos y económicos momentáneos que pueden desaparecer dentro de cuatro años. Una cosa es considerar la inmensidad del gran fenómeno histórico que se ha producido, y se sigue produciendo, y otra cosa son las políticas económico-sociales que pueda desarrollar en este momento el gobierno español y que pueden cambiar mañana. Creo que eso contribuye a que la gente se obnubile y no termine de ver claro.

Lo que sucede es que muchos sectores iberoamericanos consideran que hay un doble lenguaje.
Es que tiene que haber un doble lenguaje siempre, porque el lenguaje que usted le habla al tendero no es el lenguaje que usted habla en la universidad. El lenguaje que usted le habla a su familia no es el mismo que le habla al hombre que se encuentra en la esquina. Depende de la circunstancia porque todos estamos en una circunstancia. Entonces ¿qué habría que hacer’, ¿que España no tuviera barreras ninguna para la América Latina y América Latina para España simultáneamente cuando España se mete en la CEE? Entonces nosotros podríamos decir lo mismo, esto significaría que los productos belgas y holandeses van a entrar libremente en nuestro territorio porque pasan a través de España. Hay una nueva circunstancia, eso va a crear problemas y lo lógico es que los estudiemos y les busquemos soluciones, pero que no los condenemos en su totalidad. Pues es entonces que entablamos una dualidad: España tiene que escoger entre América Latina y Europa. Eso es una mentira. Creo que España puede ayudar, pero no es el país que tiene que ayudar. Pues en América Latina tienen intereses muchos países continentales y europeos mejores que España desde luego. Además, la América Latina tampoco puede renunciar a sus posibilidades de relación con los países de la Comunidad Europea porque están condenados a pasar por el buzón español. A mí me parece todo eso absurdo. Está muy bien que España sea el portavoz, pero eso no quiere decir que sea el único medio válido que tienen los países latinoamericanos para entrar en contacto con la CEE. Es una vía importante, privilegiada y favorable por todas las circunstancias que sabemos, pero todos estos países tienen relaciones con Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica y no van a renunciar a ellas.

Arturo Uslar Pietri
Arturo Uslar Pietri
Fotografía de: blogs.elcomercio.es

 

 

 

 

 


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