Parc del Laberint d'HortaParque del Laberinto de Horta.

En busca del Edén. Paseo por los jardines de España

Telva, 1 de junio, 1988, Madrid.

En cada rincón hay un hermoso jardín donde gozar de la belleza y recobrar la serenidad.
Algunos de los jardines más espectaculares de Europa están en España: unos son herencia de la exquisita habilidad árabe; otros son testimonio del esplendor europeo de siglos pasados. Verdadero monumento al arte de combinar las fuentes con los árboles y las esculturas.

 

La Granja de San Ildefonso, ocupa un lugar de honor en la jardinería de este continente. Pero no todo el mérito es de los siglos pasados. La fuerza del arte moderno ha llegado también a jardines en el siglo XX. El Parque Güell de Cataluña, de Antonio Gaudi, es un auténtico delirio de la imaginación en el que la materia del artista es la propia naturaleza.

HUERTOS EN EL CENTRO

Desde que el hombre fue expulsado del Edén no ha cesado de buscar el jardín primordial, ese huerto en el centro del Paraíso de cuya fuente brotaban los cuatro ríos que lo regaban. El jardín es el recuerdo de ése y otros paraísos. Es obra de Dios en el Génesis, es el premio para los creyentes del Islam y el paraíso celeste y terrenal de la cosmología de Zoroastro. Y el jardín, que es Naturaleza domesticada, se convirtió en símbolo de cultura. Es el huerto deseado por San Juan de la Cruz y el huerto cerrado del Cantar de los Cantares.
En España se encuentran algunos de los más antiguos jardines del continente pero algunos son poco conocidos.

La marquesa de Casa Valdés en su libro Jardines de España, presenta un panorama completo de este arte en la península.
«El jardín en España es hispanoárabe y los mejores jardines de esa inspiración que quedan en el mundo están en nuestro país», afirma Consuelo Correcher, paisajista y profesora de historia del jardín en la Escuela del Castillo de Batres. El islam, jardinero de Occidente, trasladó a la península su perenne ilusión del oasis. El jardín árabe es un lugar de retiro y placer que permite la ensoñación de un tiempo fuera del mundo. Es un jardín que aprovecha las cuestas y terrazas, poblándolas con cipreses, naranjos, limoneros, palmeras y jazmines. En Granada, con su clima privilegiado de trópico y montaña, se encuentra la maravilla de la jardinería árabe: el Generalife, del siglo XIV, que significa «Huerto el más noble y sin rival» y que es la representación terrenal del paraíso coránico. Antaño fue un huerto de frutales y plantas aromáticas, ahora es un conjunto de jardines superpuestos que forman una serie de recintos íntimos donde reina la voz del agua y el perfume de las flores. De sus muros emergen cipreses, rosales y adelfas  que se multiplican en el reflejo de los estanques. En su Jardín Nuevo se celebran festivales de música y danza, y programas de teatro al aire libre.
Los jardines del Alcázar de Sevilla son la muestra más grande de mudéjar que queda en España, y fueron trazados en el siglo XIV por los artesanos moros que permanecieron en la ciudad tras su reconquista por Fernando el Santo.  Sus jardines son patios y estancias al aire libre, adornados con macetas y azulejos. El aroma del azahar y del jazmín se mezcla al sol, con el abanico de colores de las buganvillas, las hojas de magnolio, los setos de mirto, boj y arrayán, y con las palmeras que se mecen perezosamente entre los destellos del agua. El jardín cautiva los sentidos, «es el supremo remedio contra el sufrimiento del amor» decía el moro Ibn Sina.

FELIPE II: EL REY JARDINERO

Consuelo Correcher sostiene que el creador del jardín español es Felipe II, que une el renacimiento con la tradición hispanoárabe, al incorporar las flores como elemento esencial. Este conjunto único en el mundo, es español. El Jardín de la Isla, en Aranjuez, es el arquetipo. Sus dimensiones cuadriculadas, con fuentes a lo largo de un eje encuentran un equilibrio discreto. Felipe II construyó una fábrica de perfumes que se abastecía de las flores de la Isla. Este duró hasta la época de Felipe V. El Parque del Retiro en Madrid, creado durante el reinado de Felipe IV, es actualmente el parque histórico-artístico más importante de la ciudad. Posee unos 15.000 árboles, entre ellos el famoso ciprés calvo, con más de 400 años. El ayuntamiento estableció una serie de programas de rehabilitación para recuperar los monumentos y edificios del parque.
El jardín más representativo del siglo XVIII es la Granja de San Ildefonso, obra de  Felipe V, que buscaba un lugar de retiro.
De espaldas a Castilla y frente a la sierra del Guadarrama, estos jardines inclinados están dispuestos como una serie de teatros donde los cortesanos paseaban ante la mirada inmóvil de esculturas de piedra y metal que representan figuras mitológicas. El agua es el espíritu: las fuentes su verdadera belleza. Entre ellas, la más alta de Europa, el Parterre de la Fama, con 47 metros se divisa desde Segovia.

También en Aranjuez, los Jardines del Príncipe son una creación de Carlos IV, cuando aún era príncipe de Asturias, en el siglo XVIII. Es el más extenso jardín de Aranjuez y uno de los mayores de España: silvestre y salvaje como los jardines paisajistas, con cedros, sauces de Babilonia, mirtos, laureles y plantas acuáticas, lirios y nenúfares. Fue concebido como un jardín botánico para las especies que llegaban de las colonias de Asia y América. En 50 hectáreas de vivero se cultivan las plantas que abastecen los palacios del Patrimonio Nacional.

Jardines de Esaña

 

EL ROMANTICISMO BUSCA LA NATURALEZA

Con la irrupción del romanticismo, en la segunda mitad del siglo XVIII, el jardín se convierte en espejo de las emociones humanas y busca el regreso a la Naturaleza a través de lagos, bosques, ríos y puentes. Bajo esa influencia fueron trazados los Jardines del Laberinto de Horta, al noroeste de Barcelona, abiertos al público desde 1971. Deben su nombre al laberinto neoclásico, de 750 metros de cipreses recortados. Un bajorrelieve de mármol a la entrada representa a Ariadna, hija del rey de Creta, entregando a su amante Teseo el ovillo que le permitiría salir del laberinto mitológico tras vencer al Minotauro.  Aventurarse en el Laberinto de Horta es entrar en el país del amor: en el centro no espera el terrible Minotauro sino Eros. Posee más de 150 especies diferentes, con árboles y arbustos centenarios, distribuidas entre templetes circulares, grutas y juegos de agua.
Otro de los jardines románticos de España es el de Monforte en Valencia, con sus magníficos cipreses que extienden su sombra azul sobre las glorietas, parterres y escalinatas con estatuas. Es íntimo y acogedor.
Los Jardines de la Fundación Museo Evaristo Valle, en el barrio gijonés, son una mezcla de jardinería francesa e inglesa. Con más de cien especies diferentes predominan ejemplares centenarios cuyas antiguas podas conservan el encanto de la época junto con elementos decorativos de comienzos del siglo XX. Hay especies exóticas como cedro del Líbano, plantado hace más de 200 años, un enorme falso ciprés de Lawson, la criptomeria japonesa de hojas purpúreas, el abeto del Cáucaso y la araucaria de Chile.

GALICIA: AMBIENTE BUCÓLICO

En Galicia los jardines son invernales, la luz tamizada se filtra como neblina entre fuentes, estanques y parterres. Son jardines que crecen sin prisa. Los del Pazo de Castrelos,  en Vigo, cobran un ambiente bucólico con su tapiz de glicinas, de ficus y su paseo de magnolias de hojas solitarias y olorosas. Tiene casi 90 especies, entre ellas rododendros que florecen en primavera junto con las azaleas y magnolias procedentes de China. Su tulipifero de Virginia está considerado uno de los más viejos de Europa.
En la Coruña están los jardines del Pazo de Mariñán, cuyas terrazas bajan hasta el borde de la ría de Betanzos. El jardín, de boj recortado, también posee árboles centenarios, entre ellos los primeros eucaliptos, algunos de 200 años, que llegaron a Galicia. En sus invernaderos se celebran cursillos sobre horticultura y la jardinería.
Hay jardines privados en Galicia que pueden ser visitados previa autorización. El jardín del Palacio de Oca, en Pontevedra, originariamente un huerto, fue transformado en el siglo XVIII en jardín barroco tardío. Posee la camelia más antigua. En Rivadulla, el Pazo de Santa Cruz tiene un jardín paisajista con especies exóticas y la mayor colección de camelias de España.
En Baleares José Zaforteza permite visitar uno de los rincones más espectaculares de Mallorca, los Jardines de Alfabia, declarados de interés histórico-artístico en 1954. Cuenta la leyenda que fue la residencia del moro Ben Amet, quien traicionó a los suyos, y contribuyó a la conquista de la isla por Jaime I, al pasarse con todo su ejército al campo del rey aragonés. Como en Granada, el protagonista de estos jardines es el agua, procedente de un aljibe que alimentan las montañas, que de pronto desaparece en la pérgola, en las glorietas o entre las palmeras y brota inesperado en los surtidores. En este jardín el desorden configura su belleza.

CATALUÑA: PIEDRAS COMO FLORES

En Barcelona, en el Parque Güell, la piedra adquiere más importancia que la vegetación, al pie del Tibidabo. Este jardín fue terminado por Gaudi en 1914. El genio catalán empleó la piedra rojiza de la región para construir terrazas y paseos jalonados por palmeras. Su imaginación convirtió en arquitectura la propia naturaleza, de la cual brotan las formas fantásticas de monstruos prehistóricos.
Cerca de Elche existe un palmeral único en Europa. Su huerto más importante es el del Cura, declarado Jardín Artístico Nacional, con 13.000 m2 y unas mil palmeras de la variedad Pheniz Datilifera, que pueden alcanzar los 30 m. Se dice que fue cultivada en Persia y llegó a España con los fenicios. Algunas palmeras tienen más de 250 años. La palmera imperial ofrece la singularidad de que siendo macho durante 65 ó 70 años, le brotaron siete troncos hijos que actualmente están sostenidos por soportes de hierro.

Las Islas Canarias eran para los griegos el lugar donde terminaba el mundo, donde Atlas sostenía el cielo con las manos. En este confín de la tierra existen jardines excepcionales gracias a su privilegiado clima. En el Jardín de Aclimatación de Puerto de la Cruz, en Tenerife, fundado en el siglo XVIII, se encuentra una enorme variedad de árboles y flores del mundo entero. Destaca un árbol de caucho de casi dos siglos de antigüedad que está sostenido por sus raíces colgantes. Pintores como Santiago Rusiñol, músicos como Manuel de Falla o Joaquín Rodrigo y muchos escritores se han inspirado en los jardines de España. Pero la gran mayoría aún no ha descubierto el tesoro de la jardinería de este país. Quizá porque, como dice Consuelo Correcher, la madeja del jardín en España está por desenredar.

Jardines de La Granja
Jardines de La Granja, ejemplo de la jardinería del siglo XVIII, obra de Felipe V.
Back To Articles